Desde que llegue a Montevideo el pasado 26 de Octubre, todavía no habíamos hecho ningún paseo en moto, el tiempo ha sido bastante variable más bien fresco y ventoso y nosotros estamos todavía como en “reposo”
Hoy salió un día magnifico, sol y calorcito y hemos decidido salir a dar un paseo con la moto hasta Piriapolis y así, además de disfrutar del viaje y alrededores, aprovechamos para ir a un restaurante que nos habían aconsejado el año pasado para comer buen pescado.
Ya habíamos estado en Piriapolis pero es un lugar con encanto, cercano a Montevideo, que dan ganas de repetir. Está a unos 97 km. de Montevideo, en la costa, dirección Punta del Este
Salimos de casa como a las 11h. como siempre en la rambla hay gente paseando y hoy la playa está bastante llena, con el día que hace no hay para menos!
Ya en las afueras de Montevideo, a la altura de Pinamar, en un semáforo me llamó la atención una moto que estaba acelerando y acelerando… que sorpresa cuando al mirar vi a un peque disfrutando como loco dando gas y más gas… que sensación contradictoria, por un lado salió mi pensamiento “oh Dios! Ni casco ni nada este bebe aquí corre peligro, que imprudencia!” pero acto seguido pude sentir la felicidad y la sensación de libertad enorme e impagable que estaban disfrutando,… que será mejor? Cada vez que había un semáforo aceleraba y a la salida levantaba la manita con el puño cerrado. Cuando vio que yo le estaba mirando, me miro y de verdad que esa cara no tiene precio, su risa y su felicidad lo inundaba todo, saco su manita y mirando por debajo del brazo de su padre no paro de saludarme. Un momento feliz
Llegamos a Piriapolis, la última vez que estuvimos el año pasado, estaba en obras en la calle principal, ha quedado muy bien, una buena zona para pasear y para patinar. Es una vista muy bonita.
No hemos parado en el pueblo, continuamos hasta punta colorada, recordábamos del año pasado que nos había gustado mucho y si, sigue tan natural.
De vuelta ya paramos en el restaurante, es “la tratoria da piero” esta bien ubicado, frente al mar. Nos sentamos en una mesita de fuera y ups! En la carta no hay nada de lo que nos habían dicho los que nos habían aconsejado el restaurante… no merluza negra, no lasaña de langostinos. Pedimos para empezar unos calamares encebollados y después brótola a la manteca negra y por aquello de ver como es la pasta, rabiolones de langostinos con salsa de langostino. No estaba mal pero nada especial, si repetimos, que lo dudo, seria por la ubicación.
La vuelta a casa, para mi, ha sido durilla, ya hace días que tengo un pinzamiento en la espalda y cuando salimos esta mañana ya vi que no me hacia ningún bien pero la vuelta… que dolor!! He de ir al fisio ya!
La entrada a Montevideo es muy bonita, el barrio de Carrasco tiene unas casas preciosas y el hotel, espectacular. Está re-lleno de gente, la playa a tope y las ramblas tremendo.
Es divertido y chocante para mi ver coches de época y motos con sidecar andando como normal entre el resto de los vehículos, me encanta!.
Al llegar a casa pensé que no podría bajar de la moto, hacía mucho que no tenía un pinzamiento así. Por suerte he bajado de la moto sin montar demasiado número y he llegado a casa por mi propio pie, espero mejore rápido.
Igualmente ha sido un día muy agradable, aunque no nos hemos quitado de la cabeza la imagen y el pensamiento del tono feo e inaceptable que está tomando el mundo y en los sucesos del viernes en Paris, todo está yendo demasiado lejos. Ahora vemos en la TV que hay una concentración en la rambla para apoyo a las víctimas.
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