Navegamos al Glaciar Upsala y Spegazzini, espectaculares!
Hemos contratado una excursión en catamarán para navegar por el Canal Upsala y Spegazzini y ver los glaciares con el mismo nombre. La navegación dura 7h. y sale de Puerto Bandera a las 8:30 de la mañana.
Nos pasa a recoger un bus a las 7h. de la mañana por el hotel.
A las 6 de la mañana nos hemos levantado re-contentos, hemos desayunado y preparado fruta y la “vianda” aquí le llaman así al bocadillo para la excursión (que, por cierto, no sé si nos la comeremos porque parece un ladrillo y pesa más que un ladrillo) y a las 6:50 estamos preparados, listos, ya!
Llegamos a Puerto Bandera, donde se embarca. Como ayer, está a tope de gente, hoy hay un montón de franceses. Nuestro bus no ha sido el primero en llegar, así que no podemos elegir sitio… nos toca pasillo. Esperemos que nos dejen salir a cubierta como ayer lo hicieron, porque hoy hace mucho viento.
Empezamos con sol y nubes pero a medida que nos adentramos en el canal de Upsala se va nublando más y más y parece que va a llover de un momento a otro. El color del agua es extraño, no es azul, no es verde… al cabo de un ratito, nos han explicado que el agua tiene este color debido a los sedimentos microscópicos de harina de roca que llega por la abrasión que ejercen los glaciares sobre las rocas y que se llama leche glaciaria. Pasamos al lado de una montaña de roca rojiza y nos explican que es una montaña de origen volcánico.
El paisaje es muy bonito, vamos navegando lentamente, casi da sueño pero no es el momento de dormir, quiero verlo todo. De tanto en tanto, se van viendo pedacitos de hielo flotando, debe ser que ya nos vamos acercando al Glaciar.
Nos explican que El Glaciar Upsala lleva este nombre en reconocimiento a la ciudad sueca de Upsala donde hay una universidad muy importante que contribuyo tanto con fondos como con científicos para hacer investigación y conservación de este Glaciar.
Primero veremos el Glaciar Upsala, no podremos acercarnos pucho al glaciar porque hay una barrera de témpanos… todavía me gusta más la idea así vemos los témpanos flotando! y después navegaremos al Glaciar Spegazzini donde si podremos acercarnos.
Cada vez hace más viento y a veces las olas suben a la proa, cuando ha aflojado un poquito, han dejado salir… Uf!! Imposible, yo salgo volando!! Per y un buen grupo de gente van hasta la proa pero, jajaja en una de estas acaban todos mojados!
—Mira, me he mojado!! —Me dice—
—Ups! ::-), esta fría? Deja que te hago una foto!
—Pero bueno, yo esperaba que me secaras o algo así!! —Me dice—
De nuevo cierran la puerta y todos adentro.
El paisaje es precioso, ahora sí parece que ha bajado el viento y salimos todos.
Es un espectáculo impresionante, hay como una barrera de bloques de hielo, cada bloque tiene formas diferentes y cuando hay la suerte que crece la luz, sale ese color azul luminoso y profundo. Delante de esta maravilla uno se queda como embobado, como en trance…
Ahora hemos llegado al punto máximo que se puede acercar, el barco para el ruido de los motores. Es maravilloso, impresionante, impactante…, al fondo se ve el Glaciar, increíble, nos dicen que tiene 880 kilómetros cuadrados, te puedes imaginar?, es de verdad impresionante. El barco va dando vueltas, es una maravilla ver los témpanos en diferentes ángulos, flotando con sus formas diferentes, no sé qué decir es tan alucinante, tan bonito, tan impactante que unido al de ayer, de verdad, me supera, no tengo palabras, solo puedo repetirlas.
Seguimos navegando por al Canal hasta el otro Glaciar, el Spegazzini. Antes de llegar al glaciar, vamos viendo otros, en retroceso y de nuevo impresionante!!!
Enorme, majestuoso, ahí aparece el Glaciar Spegazzini. En este caso, nos acercamos mucho, impresiona. Este Glaciar, aparte de ser el más alto, 130 m. sobre el nivel del agua, está alimentado por otros glaciares y se puede ver uno de ellos a la derecha, de verdad es increíble, sobrecogedor.
Doy gracias por poder estar aquí, viendo y sintiendo todo esto.
De vuelta a Puerto Bandera, comemos o intentamos comer la “vianda”, tal como pensaba, es incomestible, menos mal que tenemos la fruta y esta noche nos espera un corderito patagónico.
El viaje de vuelta ha sido estresante, con lo bien que veníamos de ver tanta belleza… El conductor va de lado a lado de la carretera y nosotros en el primer asiento… vista panorámica! No sé si va durmiendo o es que va tomado o es que es un “Weón” de primera.
En el hotel, siguen sin wi-fi… llevamos desde Ushuaia que van mal las conexiones, hay muy poca y muy inestable pero desde ayer nada de nada, solo en algún bar y lento.
En este hotel se llevan el premio al pasotismo, es lástima porque el hotel está bien, está bien situado, etc. pero el servicio en el hotel es un desastre, lo llevan jovencitos que no tienen idea ni quieren tenerla, les preguntamos qué pasa con el wi-fi y se encogen de hombros… todo así.
Vamos a por nuestro corderito, el asador tiene buena pinta pero será muy difícil superar al de Ushuaia, allí tenían muy buena restauración, comieras donde comieras se comía bien o mejor, aquí no, todo lo que hemos ido comiendo, excepto la trucha que estaba bien, el resto… empanadas, una pizza… ha estado malillo.
El cordero está muy bueno, sobre todo las partes tostaditas de las costillas, por lo demás, tal como imaginábamos, gana el de Ushuaia, aun así está muy, muy bueno. El vino fantástico, esta vez hemos pedido el Cabernet Sauvignon de Luig Bosca, riquísimo. Per prefiere este, yo creo que prefiero el Malbec… tendría que probarlos a la vez.
Que felicidad, otro día maravilloso!
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