Estamos en Bahía Blanca
Nos levantamos temprano, seguimos ruta a Bahía Blanca, unos 390 km.
El tiempo es fantástico, está un poquito nublado y ha bajado la temperatura, es súper agradable no estar achicharrándonos como estos dos días pasados.
En este tramo, la ruta 3 está bien asfaltada y aunque hay tráfico no es molesto.
Mira que pueblo más simpático… vamos a CHILLAR!!!
Paramos para poner gasolina y estirar las piernas y… Oh, NO! Esto es lo que me había comentado Vero, parece que hay escasez de gasolina y se forman colas enormes para repostar… sin embargo hay una gasolinera justo enfrente y no hay mas de tres coches…??
Preguntamos al chico de la gasolinera qué pasa en la otra de enfrente que no hay nadie y nos dice que es por el precio de la gasolina, que en esta (YPF) es más barata que en la otra (PETROBRAS)… como no hemos de poner mucha y no sabemos cuánto es la diferencia de precio y en cualquier caso, como no queremos hacer semejante cola, nos vamos a la otra. La diferencia será de aprox. 5 céntimos de euro. lo que no es mucho como para soportar una cola de ese tamaño… imagino que deben de haber mas motivos… tal vez que YPF es argentina y PETROBRAS es brasileña… tendré que preguntar a algún usuario.
El paisaje ahora es muy bonito, campos de cultivo de girasoles, de soja, de grano…
y vacas y mas vacas bajo un cielo que se ve enorme, tiene una profundidad diferente.
El trayecto ha sido agradable aunque llegamos muy cansados, con sueño y con hambre, todo a la vez!! No sabemos qué hacer primero!
Una vez en el hotel, nos hemos tirado en la cama y hemos caído muertos, nos despertamos una hora más tarde pero con un hambre de desmayarnos… y con un humor de perros! El restaurante del hotel está cerrado y solo nos pueden hacer un tostado (un bikini o mixto) que aunque están muy buenos a mí ya me salen por las orejas y ahora no me apetece nada. Nos indican un sitio que estará abierto a esta hora y vamos para allá a toda velocidad y regañando por cualquier cosa. El pueblo es grande y feíllo, llegamos a la cafetería, de todo lo que tienen en la carta solo nos apetece una pasta… estamos peor que los niños pequeños… mientras llega hemos devorado unos bastoncitos que nos han traído, muy buenos por cierto. Por fin llega la pasta, está bastante buena… ya vamos calmándonos. La vuelta al hotel ha sido más sosegada, sin discutir, el pueblo sigue igual de feíllo y la cama del hotel igual de maravillosa.
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